Y así fueron pasando los días
un pan bimbo sobre otro,
uno tras otro, apilados hasta
que logré definir lo que sentía y
lo llamé: Verónica.
Ya llegará la ola
decía el abuelo,
ya llegará esa gran ola
que nos lleve a todos
y derrumbe lo que un día
fue nuestro.
Quizá sea demasiado tarde
pero pronto sabremos
que fuimos
parte de la mentira.
Debo de aceptarlo,
es triste
pero
la pila del pan
se desmorona.
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