Sin ánimo de limpieza,
como el muerto nervio
de la muela de loza,
me sumerjo y remojo.
Desganado me enjabono,
enjuago, escobillo.
Quisiera seguir
la suciedad que me abandona
y hundirme velozmente girando
en el ombligo de la cloaca
como la flor del torbellino.
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