El miedo tiene rostros
que aún no conocemos.
Tiene maneras distintas
de comernos la cara
y la voz.
Te hace olvidar palabras,
voces
y lugares sagrados.
El miedo es un lodo seco
que nos duele en los ojos
y nos amarra la lengua.
Te hace olvidar el llanto de las madres
que no han vuelto a mirar
los ojos de sus hijos,
que todavía no encuentran
dónde poner
su dolor.
Te hace olvidar la rabia de los abuelos
que fueron despojados de sus tierras
y derribados por el viento
como pájaros
sin memoria.
Te hace olvidar la tristeza
de todos los pueblos
que fueron silenciados
y que fueron como hierba que se corta
y muere al sol.
He soñado hormigas negras,
caminan en procesión
y aúllan el miedo
que siente la tierra
por tanta sangre vertida.
He soñado hormigas negras
que presagian el final.
10