Está bien, reconozco
que no tengo ninguna
personalidad propia.
Ese gesto
de enojarme con todo y
proferir un insulto desmesurado,
se lo robé a un amigo
al que le sale mejor, por supuesto.
Y ese otro gesto
de morderme las uñas, y ese otro
y el otro, de hacerme,
como dicen algunos, el sueco,
y estas palabras también,
y estas otras. En fin,
no sigo.
0