Silencio (fragmento)

Pedro:

Mañana en cada ojo crecerá un plantío de esta misma hierba, pero te estaré besando. Que atraviese tus ojos un rebaño de bes­tias taciturnas, que atraviese los ojos de ambos, que el deseo sur­ que las manos con las que nos tocamos y ponga en ellas nuestros cuerpos para saber curarlos. En este siglo de leyes y de tiempo, bajo esta hierba que crece al viento y nos empuja, este rosal de días, de años, donde estaba antes de reconocerte al fin se ha secado. Creo que he vencido. Creo que el abuso, la tempestad, mi antigua imagen dejan de ser incomprensibles. Entiendo todo, lo veo todo. Cierro los ojos en ti y miro las quemaduras de esta piel abundante. Miro las heridas de tu piel abundante. Nuestros huesos siempre serán de niños, pero mi piel contigo es la larga superficie de la san­gre, abundante, abundante piel que se extiende para tu tacto. En tu cuerpo, los huesos de una pequeña. Yo corriendo en días senci­llos se despiertan.

Me haré caer en ti, me haré invisible.

0

Dejar un comentario

X