Pero el Tao no es cuerpo.
Piensa en un tigre:
ahora quita su piel
sus manchas,
sus garras sus dientes,
la misma ferocidad del tigre
borra su fuerza
haz desaparecer al tigre
de tu mente: sólo deja
el salto, el movimiento
la pura voluntad
de ser en el salto.
Lo que queda es poesía
y la poesía es Tao.
Una sola gota
y toda la lluvia es Tao.
Pero el agua no es Tao.
La sed no es Tao.
Tao es el río, no el agua.
Tao es poesía, no palabra.
Tao es ver el silencio
con los ojos cerrados.
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