La vida es Gary Cooper peleando contra los árabes en su uniforme
de la Legión Extranjera.
La vida es leer a Kierkegaard en 1948 en la biblioteca de la calle Cuarenta y Dos.
La vida es madre y tías y tíos y primos y el recuerdo del padre.
La vida es enumerar los suicidios y psicosis de éste y el otro.
La vida es indignación, indignación contra aquellos reales o imaginados que
se han vuelto ricos y exitosos y se fueron y te dejaron arrastrándote en la
desesperanza.
La vida es analizar verbos y cepillarse los dientes.
La vida es jugar al Monopoly y al Scrabble, y al tenis y el ping pong y
avanzar hacia el siguiente destino.
Sobre todo, la vida es engañosa – cuando aquellos olvidados regresan,
cuando encuentras viejos amores y nuevos odios y combinan inextricablemente
el entretejido en un lienzo del cual uno nunca puede percibir el diseño
maestro predominante.
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