Ocotal

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Camino en la sombra del sendero donde las huellas de las corredoras permanecen y el humo de mi pipa se hace nada. A diferencia de ellas, no enfrento realidades tan de frente ni bajo cronómetro. Si sembraran sus pulmones, los nervios darían geranios resistentes, respiraríamos mejor. Si sembraran los míos, las cenizas cubrirían todo como un volcán después de despertar de un sueño muy helado. Huyo al elevarme sin que mis pies caminen. Mi hermandad con el mundo es el regreso. Fue en la mañana cuando sembramos un coquito cerca de un pino. Cabellos pelirrojos en la hierba y en tu fleco. No fumaste pero al respirar sacabas humo de tu boca. Tosías sin darle el golpe. La niebla germinó en esa semilla, cerca de pocos abejorros que formaban el esqueleto de un panal. 

 

Un día entre el cero y el domingo fundamos casi un año, era lunes de puente. En la empinada te quedaste sin aire cuando íbamos subiendo. ¿La altura era honda y te quitó más respiración que mi boca? Nunca supe por qué te afectaban tanto los puntos donde el oxígeno encoge sus raíces. Cuando me preguntaste por qué amo tanto fumar no tuve respuesta. El humo es un enigma como el mapa de tu corazón. No hay banderas detrás de la niebla. Sólo veo el panal infestado de abejorros. 

Imagínalo abierto y del tamaño del bosque: a diferencia de esos enjambres, para construir una despedida, sólo bastan dos cuerpos, dos ojos y una palabra. 

 

Al adentrarme más, te busco caminando por los troncos cortados por el relámpago. En las ruinas de los árboles, disminuíamos el silencio con tu risa mientras mirábamos caracoles que parecían lenguas pegándose a los troncos. Cuando estornudaste al ver el sol como un fruto de la niebla, la misma mano que me acercaba el rostro a tus labios fue la que me sacó de una pesadilla llena de albinos retrasados y deformes retorciéndose.

 

*

Incendio todo un bosque en una pipa. Tirado y boca arriba escucho los laberintos de los pinos y la velocidad de este colibrí muerto suena en algún cajón de tu recámara. Oigo también la autopista cada vez más cerca. El spot donde veíamos los autos acelerar mientras las raíces le daban cuerpo a la rotación de la Tierra. Vine a escuchar la agonía de un bosque cerrándose tal como lo hicieron todas las puertas y ventanas de mi calle en cuanto diste el primer paso hacia tu nuevo hogar. Vine a preguntarte si todas las carreteras dan al mar. Si todos los bosques nacieron de una gota. Si la niebla ocupa todo como el miedo. Si todas las semillas esconden a la niebla.

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