
Una vez vi un bosque arder en llamas, vislumbré en ellas múltiples finales, sombras y colores vivos; fragmentos fugaces de amores pasados y sueños prohibidos.
Todos conducían a un mismo camino con destino a mí.
Me sabía extraviado e incapaz de hallarme, así que me adentré en el fuego impertérrito a morir, pero no pude encontrarme.
Una vez vi un bosque sin fin, habitado por criaturas colosales.
Majestuosos seres alados, leviatanes y gigantescos animales astados.
No sentí miedo.
Monté sobre uno de ellos y me fui. Me fui lejos.
Ahora vivo aquí, soy padre de estos monstruos.
Ya no existo para el mundo y nadie existe para mí.
Una vez vi un bosque y lloré.
Lloré amargamente y grité hasta que fui incapaz de sentir nada más.
Volvieron a mi mente imágenes de una reminiscencia que creía extinta.
Albergo recuerdos ajenos y cargo con penas que no son mías.
Una vez vi un bosque y nunca volví.
Me quedé perdido ahí.
Y no había razones para regresar.
Me hice uno con el viento y las hojas.
Ahora vivo en la tierra y los árboles.
Descanso en paz.
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