Sueños de fuga (Dóberman, vigilante)

En un rincón oculto,

lejos de los visitantes,

tiene su casa Dóberman.

Despierta muy temprano,

siempre alerta,

listo para la primera ronda.

Le gustan los paseos,

el inusitado brillo

del agua que no entiende;

lamenta la bota en las costillas;

agradece las croquetas.

A veces quisiera jugar con los pequeños,

correr tras la pelota, brincar,

pero su trabajo es la fiereza,

inspirar temor,

vigilar la plaza.

Por las noches,

libre de la bota y del silbato,

Dóberman se ve a sí mismo

correr alegre calle arriba.

Rottweiler, que lo conoció,

lo sueña triturando una cadena.

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