Eleonor

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En una noche de otoño, 

eras la mujer de cabello verde

la mujer blanca que se acercó a mí

como si me conociera de toda la vida.

 

Aquella mujer que poseía una belleza 

que conmovía las sombras.

Creada perfecta y lista para morir,

ansiaba llenar el vacío de su corazón. 

 

Pero ahí, indefensa y desnuda,

mi alma sintió un fuego desconocido 

comprendí que, quizás, estaba confundido 

y sentí un espíritu aborrecible.

 

Su mano fría deslizándose sobre mí,

hurgando cada extremidad 

y sumiéndome en su voz,

bebí el elixir de una pesadilla viviente.

«Y sin misterio,

el canto perfecto, corazón perdido.

Seré el viento que navega contigo

y serás mi amor prohibido».

 

Me convertí en el hijo de la luna,

el hombre sin alma

que ríe amargamente 

y es cubierto por el tinte de la muerte.

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