Las cartas sobre la mesa

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El hombre siempre busca respuestas. El primer paso para encontrarlas es el autoconocimiento, permitirse sentir y pensar. Más allá del desahogo con los cercanos, si la respuesta no satisface el vacío interno, el ser humano buscará librarse de estereotipos y comienza a desenvolverse cual pétalo de flor para exteriorizar la inquietud con un terapeuta.

Sin embargo, la necesidad de reafirmar lo que se considera “la mejor decisión” llevará al individuo a consultar a otras personas. ¿Por qué será que busca la aprobación de algún ser superior? Cuando la pregunta en su cabeza no descansa, evidentemente investiga la respuesta más allá de lo común: en la divinidad, las estrellas o el azar.

Al comienzo puede observarse el ritual: un mantel limpio, con adornos personalizados y objetos de protección, todo predispuesto para mostrar el mensaje. Siempre hay una posibilidad para cada obstáculo: si el mensaje no es lo suficientemente acertado (dado que puede tratarse de una lectura general), el mensaje ascendente podría hacerlo… o incluso en cualquier momento, puesto que los tiempos del universo son distintos a los tiempos que dictan las manecillas del reloj.

La lectura de cartas capta la atención para quienes encuentran patrones idénticos entre la predicción y los hechos de su vida. La intriga es el detonador y la fascinación se alimenta de las similitudes entre el mensaje y la realidad. En las interpretaciones aparecen rostros, situaciones y piezas de un rompecabezas que desde otra perspectiva no habían sido consideradas, o tal vez solo se confirma lo que previamente se daba por hecho.

A mayor aproximación, más tentadora será la consulta. Y así, los vicios comienzan. ¿En qué momento terminará? Irónicamente es difícil predecirlo, porque hoy existe un mundo de tantas opciones al alcance de un click. Si la tecnología nos ha permitido trascender fronteras, hoy en día el mensaje que las cartas del tarot comunican, es recibido a través de video que puede ser consultado en cualquier momento, en un lenguaje propio y con interpretaciones infinitas.

La afinidad a esta práctica tiene estigmas, al igual que cualquier otra creencia. Las cartas brindan una escapatoria de deseos esperanzadores; si te despejan de la crudeza, escucha el mensaje y actúa de acuerdo a tus propias convicciones. Si en cambio no resulta favorecedor y construye telarañas de suposiciones y juicios, sólo déjalo ir. Confía en que los problemas se arreglarán.

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