Dicen los textos sagrados
todos los textos
que tener fe
es creer lo que no vemos.
Y yo −qué suerte la mía−
que siempre fui tan racional
tan analítico.
Yo, tan hijo de Santo Tomás.
Yo, en fin, que soy descendiente
de Copérnico, Galileo, newton y Descartes.
Yo, en fin, que he practicado sin desmayo
el principio de “ver para creer”
apenas ahora −después de tantas cosas−
he venido a entender
que es verdad que tú me quieres.
Porque fe
es creer lo que no vemos.
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