Desconozco quién me enseñó a no quererte,
y a cada instante temerte,
si has estado conmigo desde mi primer respiro,
y hasta mi último latido.
Siempre me has acompañado,
aunque tantas veces te he ignorado,
pues la vida me mantiene ocupado,
en sueños que me han implantado.
Oh, tú bien sabes, que vivir es complicado,
por lo que muchos preocupados, de
las recompensas después de tu llegada nos han hablado.
Hay días en los que te siento cerca,
tan cerca, que hasta puedo palparte,
sin embargo, también hay días,
en los que te encuentro distante.
Hay días en los que reflexiono tu existencia,
y otros en los que prefiero olvidarte,
pues a cada instante eres posibilidad,
y pones de manifiesto mi fugacidad.
Quisiera poder aplazar el tiempo,
oh, para que nunca llegue el momento,
en que tengas que venir en silencio,
a convertirme en algo radicalmente pasajero.
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