El día que las cosas perdieron nombre

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No puedo nombrar algo cuya voz está en el éxtasis del silencio

Puedo compartir el arte que me inspira

Puedes ver su brillo en mi sonrisa

Pero no puedo nombrarlo, no puedo decirte cómo se llama

Puedo decirte que en el orgasmo sientes apenas su respiro

Puedo pintarlo de un blanco resplandeciente por encima de una espiral de fuego púrpura

Puedo escribirte versos y poemas

para que en mi amor lo veas como un reflejo

Pero no puedo decir su nombre porque entonces moriría

Puedes ir conmigo en bicicleta al desierto, comer peyote y ver las estrellas

Podemos caminar al bosque bajo las lluvias de agosto

Buscar hongos y curar la psique con psilocibina

Puedes hacer uno, dos o mil retiros

Pero su nombre no puedo revelarte, no podrías oírlo

Tienes que atravesar el velo de la muerte

Fundirte, dejarte

Tienes que perderte

Dejar que el río de sentimientos se desborde por las lágrimas del corazón

Tienes que mirar arriba y observarte

Darte cuenta que el cielo es un espejo para aprender a amarte

Tocar la polaridad con una mano y con la otra taparte los ojos

Tienes que borrar tu memoria, abandonar tus recuerdos, caminar sin zapatos

Sólo entonces recordarás su nombre, que es el tuyo y no podrás decirlo

Porque entonces lo habrás perdido.

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