Cartas con remitente, pero sin destinatario
que reciben respuesta en el eco del silencio.
Manifestaciones de un tortuoso afecto
en las que voy del cielo al infierno.
Letras escritas con sangre,
que llevan la firma de un corazón herido,
de un amor no correspondido.
Sobre el lienzo del papel
navego por aguas color vino,
luchando entre amar y sufrir,
entre vivir o morir.
Palabras contenidas por cobardía,
dictadas por mi alma acorralada,
que resuenan en la oquedad
del laberinto de mi soledad.
Frases de una pasión desbordada,
de sentimientos indomables
como caballos salvajes.
Cartas de fuego que entregan los arcángeles
y anuncian los ruiseñores,
con fragancia de aroma a rosas,
que son despreciadas por mundanas.
Poemas inspirados en Afrodita,
la madre de todas mis musas,
para doncellas que encuentran mejor consuelo
en los brazos y en los labios de otro.
Dicha de amante que agarra valor
y pierde el aliento en cada verso,
vislumbrando un mundo carmesí
a cambio de dolor.
Práctica romántica, necesaria en la cruzada
por encontrar a la amada.
