Despedida

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Despierto. Es muy temprano, ni modo, me levanto y me preparo para ir al trabajo. Hoy es un día ocupado, 14 de febrero, de seguro el servicio postal está lleno de cartas.

Mala suerte es lo que tengo, me dan las cartas destinadas a la calle donde vives. No hay de otra, trabajo es trabajo. Justo esta casa, tiemblo un poco, tengo la esperanza de que ya no vivas aquí, esta carta no es mía. Toco la puerta, como el mundo me odia sales de tu casa con alguien que no conozco. Incomodidad, eso es lo que veo en tu mirada. Oculto la tristeza buscando la carta, te la entrego sonriendo, la tomas con duda, tu acompañante sonríe con orgullo, le miras, tus ojos brillan. ¿Es amor lo que veo? Sí, es amor. Me despido moviendo mi gorra, tú asientes con una sonrisa. Te conozco, esta es una despedida. Doy vuelta para dirigirme a la salida. Lo acepto, ya no tengo nada que hacer aquí. ¡Maldición, cómo me gustaría que me vieras como antes, que esas sonrisas me las dedicaras a mí! Pero no, solo me queda olvidar cuando yo te dedicaba a ti esas cartas de amor.

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