El tiempo y Vos

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Las masas avanzan, los bullicios no cesan. Escondo a ciegas la mirada solemne que me lleva de regreso a los años venturosos. Hay algo en el presente que me arrebata el aliento de una forma estrepitosa, y soy incapaz de nadar a la superficie para respirar y contemplar el nuevo amanecer. A ciegas dibujo en el aire tu nombre y me dejo llevar por la melodía de aquella, nuestra canción. 

Rebusco entre los cuentos a un genio que te traiga de vuelta a mis brazos, Vida. Pero el tiempo se empeña en despedazarme con recuerdos; ellos me hacen desfallecer en el intento de verte entre las olas del mar y palpar tu nombre en la aterciopelada arena. Desfallezco; la brisa te arrebata de entre mis dedos. 

Te miro a los ojos, te tomo de la mano y, después de tanto dolor, me dejo guiar por tus latidos benévolos. Me conduces al estrepitoso estruendo que hace un vaso al caer y romperse en mil pedazos. Te me vas, Amor, y el corazón se va contigo. 

Posiblemente vivir sea no mirar en retrospectiva a los tiempos en los que te acunaba entre mis brazos, como a un fino diamante bajo la tenue luz de la farola carcomida; tal vez, dejar de vivir implique zarpar en el barco que espera por mí en las aguas del mañana. Quizá, Cielo, amarte sea dejarte ir.

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