Vulneración voluntaria

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Es más fácil escribir una carta que escribir sobre las cartas: en una carta la idea tiende a ser clara, aunque no así su ejecución; escribir sobre las cartas puede ser más difuso, pues tienen múltiples usos. No obstante, nuestro trabajo en la delimitación del tema ya fue hecho. Solamente escribiré sobre las cartas de amor. Aun así, el tema puede abordarse de muchas formas; mi perspectiva será sobre cómo en cada carta damos un poco de nosotros.

Escribir no es sencillo, y menos cuando lo que queremos expresar no ha sido clarificado. Eso es lo que suele ocurrir en este tipo de cartas: la emoción exige decir más de una cosa y a la vez la misma, intentando acrecentar el valor de la cosa dicha. Aquella persona que lo haya intentado lo reconocerá: las ideas se vuelven un cuello de botella. Es tanto el deseo de hacerle saber tu cariño que ni una palabra es suficiente. Frustra el descontrol sobre las ideas.

Es hasta que concretas una idea que las demás se vuelcan naturalmente en la hoja: una tras otra, como una cascada. Si se es honesto mientras se escribe, las palabras siempre tendrán emociones detrás. Si ocupas bien las palabras, en ellas estará lo tuyo: tu emoción. Dar un poco de nosotros es hacer explícito nuestro cariño, sincerarnos con la persona. Esa es una tarea difícil; no solo por la expresión en sí, sino por el daño al que nos exponemos. Ser sincero es ser vulnerable, y no toda la gente puede con una respuesta que no es la que espera. 

Pero si es cierto que vale más el proceso que su resultado, lo que hace especial escribir una carta es que, al hacerlo, revives tu cariño una y otra vez; así hasta que terminas. Llegas a un estado donde no importa la respuesta (si la hay), sino que importa demostrar lo que sientes, todo lo que esa persona te provoca. Es un momento de intimidad entre tú y el papel, donde la emoción vale más que la razón. Probablemente sea la única oportunidad para decir aquello que callas, pero te asfixia. Y es un regocijo leerla una vez que la terminas, porque sabes que ella representa lo que en verdad sientes. Ella es lo más hermoso que existe dentro de ti. Representa tu creatividad y espontaneidad, características del enamoramiento. Por lo que escribir una carta sinceramente siempre te moverá a dar algo tuyo esperando que la persona lo entienda. Y sea cual sea el resultado, saber que diste un poco de ti te deja satisfecho.

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