
Una salida de huesos
que recluta y doma
cuando se vuelven ajenas
algunas palabras intocables.
Ver desde arriba para entender
que este cascarón es de hielo,
y que si una pieza castiga,
caes preso en los dientes de la nada.
Los abrazos se marcan
en vasos pequeños,
sin poder ser bebidos
pero que ahora tienen
una forma visible
y borran la propia presencia.
La liberación atenta
se paraliza con una taza de té
brinda a ciegas porque su nombre
es un centavo en agua de llave
con un completo revoltijo.
Está bien llenarse de tiempo
mientras uno mira desde afuera.
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