Todas estas palabras entintadas son tuyas
tan lejanas, tan marcadas, tan pensadas.
Esta vez no hay adornos, ni ilustraciones que acompañen el baile en las vocales.
Más bien una danza de espacios grandes entre mis días y tus noches
Es una carta que lleva dentro unos pedacitos de recuerdo: un abrazo y un deseo.
Es imposible ahora borrar lo que ya he escrito porque la blanca hoja
no perdona, no borra, no olvida.
Ya sé lo que estás pensando, que tal vez no estoy diciendo nada y es que tienes razón, me cuesta tanto escribirte cuando todo lo que tengo que decirte no cabe, ni en la hoja, ni en las letras, mucho menos en el tiempo
Ya no hay tiempo.
¡Por favor! léeme entre líneas,
revive cada coma, cada punto, cada silencio que separa las palabras
para que me encuentres un poquito más cercana.
Que tu memoria evoque el sonido de mi voz para que estas líneas cobren vida
hazlo por mí, por los dos.
Toma este papel, que te sirva de transporte, desordena las palabras y construye un nuevo tiempo, un simple momento.
Ahí estaré yo, en los renglones,
en los espacios muertos.
Por último, confieso que si te escribiera una carta sería ésta.
Porque sabe que no habrá respuesta, ni será leída
porque es tan vaga
tan solitaria
y tan mía.
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