Carta de amor a un corazón roto

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Querido corazón roto:

Sé que hace mucho que no sabes de mí, pero no fue por mi ausencia, no eran esa clase de momentos en los que alguien como yo pueda estar presente; aunque lo estaba, no me percibías de la misma manera, y está bien.

Sé que cada grieta que tienes parece incurable; el silencio y la ceguera involuntaria traen consigo sus consecuencias. También sé que guardas los recuerdos en cada uno de tus huecos, pero es mi deber recordarte que los engaños, las mentiras y las falsas promesas fueron los causantes.

Te veo cansado, tienes sueño y constantemente sientes frío por culpa de aquellos orificios, pero debes de entender que a esos pedacitos se los han llevado. Ya no son tuyos, no hay forma de tenerlos de vuelta y, aunque regresaran, simplemente ya no te pertenecen, ya no te quedan.

Sé que te duele, sé que no puedes ni quieres levantarte. No te preocupes. No te apresures. He venido hoy para hacerte compañía, platicarte las cosas buenas y ayudarte a sanar. Considera ésta nuestra primera carta de amor, porque te declaro mi lealtad y permíteme presumir que no hay nadie más incondicional que yo. Así que, abiertamente, puedo decirte y asegurarte que todo estará bien, sólo me necesitas un poco.

Con toda la atención que pretendo darte, con todo el cariño que estoy dispuesto a brindarte,

Tu distinguido amigo,

el Tiempo.

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