Has estado tan sumergida en amar todo lo ajeno que no tienes ni idea de tu existencia; tan sumergida que dentro de tu concepto de amor y amar no tienes lugar para ti.
Has estado tanto tiempo esperando a que alguien te ceda un lugar dentro de su concepto de amor, dentro de su corazón, dentro de su alma y nunca nadie ha tenido el suficiente espacio para ti.
Con todo, el amor siempre ha estado contigo, esperando a que lo voltees a ver, a que pongas tu mano en tu corazón para que te recuerde que cada latido es un grito de amor para ti misma.
Quiero que recuerdes el día en que pusiste tu mano en tu mejilla y te acariciaste sabiéndote arte, que te acariciaste como siempre quisiste que alguien lo hiciera, te abrazaste, te sentiste y te diste cuenta de que eres real y que el amor nacía de ti.
De igual forma permíteme recordarte que solo hay una persona luchando por ti todo el tiempo, a cada hora, que conoce tu obscuridad y tu luz, que conoce cada defecto de ti, que ha estado contigo desde el primer momento y lo estará hasta el último.
Quiero que te des cuenta de que esta persona siempre está a tu lado, que no se cansa, no se aburre, no le tienes que suplicar de rodillas que no se vaya, no tienes que fingir ni poner máscaras para que te valide o acepte, porque, así como eres, le eres suficiente.
Quizás hasta este punto sabes que estoy hablando de ti, estoy hablando de tu ser, de tu alma, de tu mente, de tu cuerpo, de ti entera.
¿Ya ves cómo el amor no te es ajeno? Tú lo creas día con día; sin embargo, eres la última persona en la que piensas que puede darte amor, porque siempre te has dejado hasta el final.
Esto me hace preguntarte: ¿Cuántos actos de amor has hecho por ti hoy?, ¿cuánto tiempo esperarás para conocerte?, ¿cuánto tiempo tendrá que pasar para tener una cita contigo?
Créeme, el día en que te aceptes como el amor de tu vida, todo va a cambiar.
Pd: Te amo.
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