Un día soleado mientras veo por la ventana
cómo se mueven los árboles.
Querido pedazo de cielo:
Nos hemos dado cuenta de que el amor no es el mismo que venden en películas, libros, poemas y novelas. En realidad es un amor muy crudo, pero que se puede llegar a disfrutar tanto como todas esas fantasías.
Pero tengo un reclamo que hacer a ese amor fantástico y rosa, porque nunca se ha hablado de un amor como el nuestro. Un amor que se pelea contra padres y madres porque sus princesas se enamoraron de otras princesas. Aún en pleno siglo XXI, no se habla de lo difícil que es caminar por la calle tomadas de la mano, porque parece que las personas están viendo algo espantoso.
Sucede que, en este reclamo, yo voy a escribir lo bello que es el amor alejado de los cuentos rosas, de los Romeos y Julietas tradicionales, porque morir es sencillo, pero vivir para el otro es lo verdaderamente difícil, porque nadie está dispuesto a construirse o a cambiar.
El amor de verdad es honesto y reconoce que no se gira entorno a la pareja, que hay muchas piezas que forman a una persona y que uno debe atender a todas sus piezas para estar en paz. Además, el amor de verdad sabe que la pareja es solo compañera, no aprisiona, no obliga y no intenta cambiar, porque una cosa es querer cambiar a quien amamos y otra es ayudarle a ser mejor persona.
El amor de verdad impulsa, toma de la mano y fortalece la valentía para vencer los miedos; muestra rutas nuevas, te ayuda a entender que no todas las personas son malas y que los miedos solo existen en la cabeza; ayuda a comprender que la vida es lo que es.
El amor real es una persona y es la persona que está conmigo. Es ella, sin disfraces ni ropa de pasarela, una mujer bajita pero enorme, con el cabello y los ojos bonitos, con los labios que dicen verdades buenas. El amor es esa mujer dejándome compartir con ella.
Por eso reclamo al amor de fantasía, porque no ha escrito una historia como la nuestra. Porque hemos vivimos tantas cosas, me parece una falta de respeto que no haya en un libro dos mujeres que se amen como lo hacemos nosotras, de manera real y tratando de construirnos a diario para ser mejores.
Siempre tuya, Marissa Ventura.
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