Querida Roberta:
Te veo cuando cae el día y el cielo se pinta de colores que sólo tú podrías plasmar con tus pinceles de risas y júbilo. Te escucho cuando me siento en mi cama a oír tus canciones favoritas, con las que bailabas sin pena ni remordimientos. Te huelo cuando paso por esa panadería, con esos pasteles y galletas que tanto disfrutabas, sin sentir culpa alguna. Te extraño y no sabes cuánto. Anhelabas una mejor persona y me convertí en lo que nunca te imaginaste. Te pido perdón por haberte dejado con esas esperanzas a futuro sin saber que lo que soy no es lo que esperabas. Roberta, hoy más que nunca te pido que vuelvas y me enseñes lo que hoy no puedo ver, lo que hoy me niego a creer. Fuiste la persona que esperó de mí lo que yo hoy no puedo dar y te he decepcionado. Ahora lo único que pido es regresar en el tiempo. Esta carta de amor es mi única gota de fe: la fe de que algún día esto que siento no sólo será amor, y que en algún momento se convertirá en amor propio.
-Roberta (2022)
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