No miento, esta noche, a esta hora, me gustaría estar en otro lado:
caminar al preescolar junto a mi madre,
correr hacia mi padre,
ir a la biblioteca con mi hermana,
hacer papiroflexia,
contar un cuento de asteroides a mi hermano,
cocinar un par de huevos junto al otro.
Pero no, estoy aquí,
comiendo mole agrio,
contando las monedas que me sobran.
Basta de conmiseraciones,
tengo que sentir orgullo de mis veintinueve años.
No soy un pepino de mar,
no estoy diseñado para tragar mierda.
Hasta la cucaracha,
el ser más nefasto,
come concreto cuando se le aísla en la nada.
Aquí se acaba mi derrota,
la entrego totalmente a tus manos.
Soy un tiburón, tengo dedos de tiburón,
mi hijo lo sabe.
Mañana tomaré otra vez la piedra
y la llevaré a la cumbre,
no importa cuántas veces venga cuesta abajo.
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