Carta con destino a ningún lugar

trash-can-g952e31c00_1920-thegem-blog-default

El paisaje cambia conforme voy avanzando por esta amplia carretera que parece no tener fin, primero son árboles, después pueblos y ciudades; poco a poco todo lo verde se transforma en madera y toda la madera en cemento. ¿Esa es nuestra relación, una que empezó llena de vida y ahora no hay nada? O tal vez solo es un nuevo tipo de belleza a la que no estoy acostumbrado y un cambio para el que aún no estoy preparado. 

Me da miedo saber la respuesta a esta pregunta, por eso escribo cartas sin remitente y sin destino, todas mis preguntas me llevan ahí, un callejón sin respuestas donde incluso obtienes más y más dudas. Mi cabeza divaga haciendo esta carta, mi mano tiembla queriendo escribir tu dirección o al menos tu nombre. ¿Qué es lo que me ata? ¿Qué es lo que me hace seguir siendo tan infeliz aún con alguien a mi lado? ¿Por qué no puedes ser tú mi destino, si te prometí que lo serías? ¿Por qué quiero alejarme de ti, pese a que me siento con la necesidad de estar a tu lado? 

Esas son algunas de las preguntas con las que inician mis cartas; más, más y más preguntas que se acumulan en el bote de basura, ¿por qué no simplemente puedo hablarte sobre esto? Al contrario de lo que quisiera, me escondo como un débil ratón, detrás de un pseudónimo y de una carta con destino a ninguna parte. 

Destino, esta palabra ronda mi cabeza los últimos días. Es lindo creer que estás destinado a encontrarte con tu alma gemela, pero ¿qué tanto podemos forzar al destino? Si tú quieres ser el mío, pero yo no soy el tuyo, ¿de verdad podemos obligarnos a estar al lado del otro? 

Perdón por agobiarte con tantas preguntas como en un examen, es solo que necesito desahogarme y, aunque nunca veas ni leas esto, sabes que esta carta siempre será tuya, una carta de dudas, una carta de desamor, una carta para un último amor.

1

Dejar un comentario

X