Estoy más que enamorado de ti

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Escuchar caer de la tetera una infusión de la India me calma… pero ¿sabes qué más me tranquiliza? Escucharte hablar de los placeres de la vida, de los libros sobre Aquiles que lees, y cuando tus labios se abren y se sellan hasta pronunciar que me amas.

Oler los jazmines en el jardín de una gran ciudad me embriaga… pero ¿sabes qué más lo hace? Tu aroma a masculinidad natural combinado con una colonia de fina fragancia, cuando me tomas como un loco enamorado y me haces el amor de una forma apasionada, sorpresiva y abundante.

Tocar las bufandas que mi abuela tejía, me provoca utilidad con armonía en las manos… pero ¿te has preguntado qué movimientos también lo ocasionan? Cuando toco tus mejillas sonrojadas, cuando acaricio tus orejas mientras me abrazas al ver una película que me da escalofríos o cuando manejas por la ciudad y mis manos aprovechan para compartir el aire y acariciar nuevamente tus orejas mientras vamos rumbo a algún café.

Cuando veo las nubes a unos metros de mí, al viajar en avión, me siento libre… ¿Que cómo más me siento en libertad? Al momento en que mis pupilas se dilatan de placer al verte dormir o cuando tu sonrisa hace que me pierda en la felicidad para creer en el enamoramiento infinito y bendecido.

Cuando pruebo la lasaña siento que entro a una dimensión de placer sin culpa… Te preguntarás qué más me hace entrar a esa dimensión: besar tus labios, morderlos suavemente, jugar lindo con tu lengua, cambiar la carne de la lasaña que me da entrada a esa dimensión para sentir los labios del ser que me guía en dicho trayecto.

Si me preguntaran: ¿qué se siente escuchar, oler, tocar, ver y probar a un Dios? Les hablaría sin titubear de ti y de nuestro fortuito encuentro por el paso de la existencia divina. Te amo.

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