Oscuridad y Viento

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La oscuridad me rodea. Siento que floto y parece que estoy en ningún lugar; sólo está el viento frío abrazándome.

No sé cuánto tiempo ha pasado, todo está tranquilo; aun así, esa sensación de estar flotando en el aire no me trae ninguna paz.

No estoy dormida, pero me siento atrapada en una pesadilla: no logro mover mi cuerpo, mi mente parece estar vacía y mi corazón está quieto, apagado.

El viento se agita ligeramente, grácil, como si danzara; es firme, contiene la fuerza que yo he perdido hace mucho tiempo, capaz de arrojar nubes, arrancar raíces y golpear muros. La destrucción y serenidad están en su esencia.

El viento murmura, lleva consigo los secretos del mundo entre suspiros y gritos, en lenguas que no entiendo y voces que no conozco; lo hace desde siempre, dispuesto a compartir, y es ignorado. 

La oscuridad se mueve. ¿Es posible?

Percibo cómo crece la desesperación del viento y me contagia su energía, fluye a través de todo el cosmos hasta mí; es urgente, vibrante, cálida, luminosa. ¡Es vida!

Presto atención y creo escuchar algo con mayor claridad. El viento ruge y corre a mi alrededor, la oscuridad comienza a disiparse y algo aletea en mi pecho.

Entonces lo escucho llamarme.

Abro los ojos cuando esa palabra cobra vida y me devuelve a la luz; una palabra que me pertenece sólo a mí. Como un secreto entre el viento y yo.

El viento sólo necesitó esa única palabra para alejar la oscuridad de mí; para sacarme de la pesadilla que me asfixiaba.

El viento ha dicho…

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