Todas esas cartas

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Te he escrito tantos y tantos versos que ya no recuerdo ciertamente el número exacto; siempre hablan de tus ojos claros, tu largo cabello, aquella sonrisa perfecta.

Hablan de ti, siempre tan ausente; de ti, intrínsecamente incrustada aquí en mi mente; de las noches en que caminaba a tu lado mirándote, cobardemente en silencio, mientras hablabas de ese mundo tan ajeno al mío y a la vez tan tuyo.

Te he escrito tantas y tantas veces esperando un día me leas; me guardo junto a tus pinturas y grabados, tus pinceles y colores, tus sonrisas y furtivas miradas, todos esos versos que te compongo en mi mente.

Ojalá me leas, ojalá me sientas, ojalá un día me quieras. Se me van los días incontables tras tus pasos, solo para encontrar, un instante, de vuelta tu mirada.

Te he escrito, te he soñado, te he pensado dibujada en letras, plasmada en líneas, difuminada entre los párrafos haciéndote tan perfecta a tu manera.

Ciertamente no es tu culpa estar aquí presente entre la trama y el verso, entre la rima y el soneto.

Tal vez, y si tengo suerte, me leas; te pediría que lo hicieras pues sin ello estos versos son el emblema de un corazón ya muerto.

Siempre te miro tan irreal, incomprensible, indescifrable pensando en el rose de tu mano con la mía, buscando siempre todos esos besos y abrazos que por casualidad te sobren.

Te he regalado versos callados, ahogados y desesperados, producto de todos esos días, noches y tardes en que te contemplaba tan radiante con tus anteojos sobrepuestos y ese brillo en tus ojos parecido al reflejo del sol en el mismo mar.

Maldición… he decidido romperlos todos esta noche para no pensarte, no extrañarte, no idealizarte así, tan desesperada y arrebatadamente, pero no puedo. Porque cuando la tinta está aquí, presente, me vuelves a empujones en la rima, el verso, la trama y el desenlace; entre las comas y las tildes, justo aquí, tan sutilmente, que sin querer escribo tu nombre.

Puede que escondido entre tu corazón y tu piel esté el cariño necesario para que me quieras, y si no es así, ten en cuenta y presente que incontables son los versos que llevan por inicio tu nombre, NEDIA.

A.L Tagore

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