En-soñación

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El devenir de los días a veces es demasiado espeso, abrumador y desafiante. Por aquí y por allá, corren a gran velocidad noticias, la mayoría de ellas lamentables, pues demuestran multiplicidad de violencias, de aquellas que desgarran, que nos provocan náusea. 

¿Y qué hacer, a dónde correr, en dónde qué?

De pronto, un día despiertas y te permites sentir el rocío de la mañana, el canto de las aves, el cobijo de un cielo que entre los tonos grises producidos por la contaminación, se resiste,  mostrando diversas tonalidades. 

¿Colores, en lo gris y negro del descenso al abismo?

Cuando decides parar, no desde la renuncia, sino desde la contemplación, puedes dar sitio a los latidos rítmicos de tus adentros, de tus entrañas, que te susurran suavecito o en estruendo, brindando así movimientos, llamados.

 

¿Y si soy un liquen?

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