Tijeras de jardín

bougainvillea-g9f37f071e_1920-thegem-blog-default

Ese arco que forma la buganvilia rosa en esta noche tranquila, oscura, fría y pálida, atrae y es digna de ser contemplada por su paz inquietante. La hoja elegante sobresale del arco y se abre hacía uno para saludar fríamente con sus hojas verdes.

Tú y yo somos como esas hojas: grandes, numerosas, frías, duras y fácil de cortar con tijera.

 

Me veo abrazándote y amándote febrilmente debajo de la buganvilia maciza. Te amo, te deseo, no te suelto, te hato a mí con potentes raíces.

De repente, deseo tanto matarte, agarrar las enormes tijeras de jardín y cortarte a diestra y siniestra. ¡Te estás cayendo de entre mis brazos!, veo que lo que deseaba ya lo había hecho, por fin sacié mis ganas de destruirte.

Mientras te desangras veo los pequeños caminos de sangre que poco a poco se van transformando en letras. Tu cuerpo, como un rollo fotográfico, se está revelando, en pocos segundos veré tu apariencia real. 

¡No puedo creerlo!, todo este tiempo me manipulaste con tu veneno, pero ahora sé quién eres, veo tu nombre revelado:

Odio

Te creí bueno, sentía que me ayudabas, pero no, solo me usabas vilmente contra mí misma, manipulabas mi cerebro con un residente llamado overthinking que siempre fue tu cómplice, lo bueno es que ya estás muerto, yo misma te maté, ¡ah, qué alivio asesinarte!, tú ya no significas nada, no sirves, no antojas, te volviste inexistente, estás solo.

7

Dejar un comentario

X