El privilegio del amor a uno mismo

hands-g39cd0d9e8_1920-thegem-blog-default

Hace poco estaba leyendo un libro que plantea varias preguntas, y hubo una que llamó mi atención de manera especial: 

                   ¿Qué nos falta por aprender y qué podemos hacer para dejar un mejor mundo?

                   No me hago esa pregunta tan seguido. Antes tenía el problema de vivir demasiado en el pasado o en lo que podría llegar a pasar, tan solo recientemente he ido aprendiendo a concentrarme en el presente. Pensar en el futuro, en ocasiones, me da miedo, porque me resultado complicado manejar la incertidumbre de no saber cómo será. 

                   Pero ahora mismo soy capaz de dar una respuesta a esta pregunta, una con la que estoy muy cómoda: Amarnos a nosotros mismos siempre es la respuesta. Un amor sincero, que nos ayude a darnos cuenta de nuestras fortalezas y debilidades, en lo que somos buenos y en lo que debemos seguir trabajando para mejorar. Donde reconozcamos nuestros miedos y dudas, donde podamos nombrar lo que nos lastima, lo que nos asusta, lo que nos duele. Pero también para ser capaces de reconocer lo que nos hace felices, lo que nos brinda paz, lo que nos permite sentirnos libres.  

                   ¿Por qué esto es importante? Porque con este amor propio potenciamos lo que sale de nosotros. Podemos ser sinceros con quienes nos rodean. Podemos saber lo que es mejor para nosotros y cómo conseguirlo. 

                   Simplemente nos fortalecemos. 

                   Nos damos la oportunidad de recibir, aceptar y continuar. 

                   Creamos una empatía aún mayor, pues reconocemos en los otros habilidades o fortalezas, mismas que podemos aprender o reconocer que ya están en nosotros. 

                   También logramos albergar en nosotros más vulnerabilidad y humanidad. Tenemos la oportunidad de irnos mostrando tal y como somos porque estamos cómodos con nuestra persona y con todo lo que la integra. Simplemente nos regalamos la libertad de la que hoy nos privamos tan injustamente. 

                   ¿Imaginen nuestro poder si fuéramos auténticos? Cada uno puede escoger su palabra o su frase para reconocerse a sí mismo, para no temer mostrarse ante los demás, para expresarse como se quiere y para ser directo cuando sea requerido.

Yo me encuentro en este camino, que por momentos llega a ser doloroso y me friega por el piso en más de una ocasión. Aún me sigo preguntando si puedo lograrlo. Pero  dimensionar el gran regalo que me estoy dando al intentarlo, hace que siga empujando y reconstruyendo.

2

Dejar un comentario

X