24 de Marzo de 2025

water-trough-gd4dc03d71_1920-thegem-blog-default

He dejado de asistir a la escuela. Hace algunas semanas, las organizaciones de salud declararon al país en estado de emergencia ambiental. Mamá, tengo miedo.

No he tomado una ducha en años. El agua se acabó ayer, en el último estado del país.

Había pipas gigantes que viajaban para comprar agua y venderla al resto de las regiones, sólo una vez me permití comprar un litro a cambio de mil pesos. La siguiente semana dejé de desayunar, merendar y tomar el transporte público para ir a la facultad.

La piscina de la casa de la abuela se ha llenado de musgo y químicos detergentes. Sofía se bañaba ahí cada semana.

No creí que volveríamos a enviar cartas, Alezandra diría que esto es muy vintage, pero es cierto. Tengo que enviar este documento a la NASA para que lo leas en formato de holograma y lo desechen como basura electrónica, enviándolo a la tierra, junto con los otros desechos que permanecen ahí desde hace más de un siglo.

La abuela Mora está en el hospital, todos hemos comenzado a despedirnos de ella. El doctor dice que tiene cáncer. Ella ha rechazado las quimioterapias y su edad no ayuda. Todos dicen que trabajó mucho tiempo con un fumador compulsivo, pero sé que el aire del exterior sólo es un factor perjudicial más.

Misifus, el gato que tenemos desde hace cuatro años, murió intoxicado. La vecina tiró veneno de ratas en el techo de mi habitación. Lo descubrí tendido junto al gato ciego que veía seguido, un par de avecillas y una ardilla. Ayer en la noche vinieron policías y se la llevaron sin el menor escándalo. Se veía confundida y no hizo nada por evitar su arresto.

En cuanto a la comida, decir que todo va a menos es quedarse corto. Si haces cuentas, podrás comparar el precio de las sopas instantáneas con una despensa. He dejado de comprar arroz y frijoles porque sobrepasan el precio que solía tener una televisión a descuento en pleno Buen Fin. La Maruchan cuesta seiscientos once pesos, sin contar el impuesto adquirido.

Mamá, hoy es mi cumpleaños, te extraño. ¿Recuerdas el azul del cielo? Yo no, sólo quedan fotografías, que yacen como memorias lejanas de algún planeta que evolucionó hasta consumirse a sí mismo cuando, irónicamente, no fue su culpa.

Sé que no terminaré de estudiar la universidad, que no tendré el trabajo de mis sueños, porque ni siquiera sé cuál es, o si vale la pena pensarlo. Pero sé que no merecemos seguir aquí, ni un ser humano lo merece.

Tengo miedo, mamá, y no puedo hacer nada al respecto. Te quiero.

9

Dejar un comentario

X