Efímera

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Somos instantes

Un ratito nada más

Seres fugaces

Que llegan y se van.

Caloncho 

Solo se vive una vez, es algo que me digo cada que intento algo nuevo. En el pasado me perdí de grandes experiencias por sobrepensar las consecuencias buenas y malas, en el qué pasaría si… y ahora me pregunto cuánto he dejado pasar, cuánta vida me queda; tal vez llegue a los 100 años o muera mañana, no lo sé, pero no quiero quedarme cruzada de brazos en mi zona segura.

No sabré lo que pasará mañana, solo quiero vivir. A muchos nos han enseñado a ser “obedientes”: «no hagas esto, no salgas, no respondas, no, no y no». Pero yo lo veo como una prisión, como si me cortaran las alas. Si no intentas algo, ¿cómo sabrás qué está mal o qué no te gusta?; si no sales, ¿cómo vas a saber cómo llegar?; si no das tu punto de vista, ¿cómo te tomarán en cuenta? Crecí siendo algo reservada. Creía que algo andaba mal conmigo, pero con el tiempo aprendí que nada de lo que me prohibían estaba mal, solo era diferente. Afortunadamente siempre ha habido una persona muy especial que me apoya y respeta mi forma de ver la vida, se lo agradezco mucho.

Mi yo del pasado es totalmente distinta a mi yo del presente, y estoy segura de que mi yo del pasado está orgullosa de la que soy ahora. Estoy disfrutando lo que me queda de vida y aunque suene trágico es verdad: tú y yo no vamos a volver a ser así de jóvenes, mañana seremos más viejos que hoy. Como lo leí en algún lugar: besa despacio, ríe alto, ama intensamente y perdona rápido; deja que la vida fluya y que el destino haga de las suyas. 

Por cierto, ¿sabías que las efímeras son insectos que solo viven 24 horas? Vaya que tenemos suerte de vivir más que eso.

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