En la Tierra somos esencias

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Solo junto a la Tierra somos esencialmente grandiosos,

un parpadeo de estrellas o los colores de un rayo de sol.

Somos el viento que arrulla violetas,

distancias pausadas.

Somos uno mismo con Dios.

 

Pero la Tierra implica muerte y la vida implica noche…

También junto a la muerte seremos fugazmente grandiosos.

Una mente danzante de su cuerpo.

Seremos la brillantina del rocío al final de la lluvia,

el aroma de la tierra.

Quizá seremos, a la vez, la nube que desapareció.

 

Y es que junto a la muerte seremos un eco de voces

que con la materia hará otra vez el amor. 

Las ondas del canto de los pájaros,

o las manos que se estrecharan al decir adiós.

 

Pero en este minuto sobre la Tierra somos fragmentos de tiempo…

Somos obras de teatro, odas de vida y palabras confusas…

Raíces constantes de luna.

 

No debo temer, y es que me entrego a la Tierra en este segundo.

En el telón final…

la última nota, 

el silencio etéreo,

el agua de luna.

 

Morir es fundirme con la Tierra,

ser un átomo más en la flor, 

dejar de escribirte para que frenemos el tiempo,

es colapsar lo fugaz del amor.

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