
Soy el pegamento de la naturaleza,
mantengo todas las piezas en su lugar,
si yo desapareciera, entonces aparecería
una enfermedad mortal.
Cuando me piensan o escuchan
se imaginan algo malo o no deseable,
muchas veces lo primero que dicen es
¡Qué asco!
Soy un mal necesario
para el mantenimiento de la vida,
de ella me alimento para sobrevivir,
y así soy un huésped del mal.
Sin darme cuenta, cumplo con una función elemental,
primero, regulo el tamaño de la población
a través de la mortalidad.
Lo segundo, de manera indirecta,
es dañar las interacciones que se dan.
Represento el tipo de vida
más exitoso en la Tierra,
algunos podemos multiplicarnos
y otros simplemente buscamos evolucionar.
Toda la dicha que hay en este mundo
proviene de desear que los demás sean felices,
y todo el desencanto es recíproco al amor.
¿Qué soy? Soy un parásito.
No quiero amar, pero sí vivir del amor.
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