Callamos y no fuimos muy lejos

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Tirados sobre el pasillo de los salones,

como dos guijarros sometidos a la orilla del lago,

como dos edificios cercanos,

como dos lágrimas que nacen de distinto ojo.

 

Contemplándote te sonreí y tú, sonriendo, me miraste,

como el lago reflejando el cielo,

como el grito imitando al trueno,

como la lluvia queriendo ser llanto. 

 

Un hilillo de palabras escurría de mi boca,

como baba del nopal,

como sangre de una torpe herida,

como una flecha de estrellas deslizándose en la noche fría.

 

Un fragor de recuerdos interrumpió el silencio,

el bochorno estival escapó de tu sonrisa,

mi mirada fue reconociendo los matices de un sueño,

hablamos, callamos; no fuimos muy lejos,

y en nuestra despedida sentí una renovada nostalgia. 

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