El país tembló y abrió sus suelos,
las calles se vaciaron,
millones de ojos se cerraron
como el canto de unos cuervos;
pero no fuimos tan lejos, cariño.
Cruzamos laberintos angostos,
nos escabullimos en pasadizos secretos,
pisamos la orilla del precipicio
y nos quemó la niebla que nos borró los senderos;
pero no fuimos tan lejos, cariño.
Porque te dejé de atisbar en mis sueños,
dejé de encadenarte en mis letras
como un niño que no quieres que crezca;
pero no fuimos tan lejos, cariño.
Cuando te buscaron entre los girasoles y pisaron tus raíces,
yo miré hacia la profundidad del cielo
y te encontré entre las estrellas;
pero, no fuimos tan lejos, cariño.
Cuando me pierdo dentro de mí
solo tú sabes encontrarme,
con tu capacidad de viajar
dentro de mis recuerdos, mis emociones y mis pensamientos;
pero no fuimos tan lejos, cariño.
No fuimos tan lejos, cariño,
tan sólo unas calles,
que no significaban distancia,
significaban tiempo.
No fuimos tan lejos, cariño,
tan sólo nos perdimos en la normalidad,
para encontrarnos en el caos.
No fuimos tan lejos, cariño,
tan sólo tuvimos que irnos tiernos,
para regresar sensatos.
No fuimos tan lejos, cariño,
te encontré como la luz amarilla
que golpea la ventana de noche;
me acerqué y te reconocí como una estrella azul supermasiva.
No fuimos tan lejos, cariño,
aunque tenemos esa magia
con la que juntos exploramos diferentes mundos
y juntos regresamos a la realidad.
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