Testimonio

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No fuimos un camino de senderos que llegan a todas partes

ni un mar que de costa a costa ahoga sus lágrimas en la sal,

fuimos simplemente una verdad que duró poco

en un tiempo que se arrastró como un 

ca       ra     col

      

No fuimos ninguna tregua ante las desdichas

ni la calma para esas noches tremulantes de sábanas mojadas,

fuimos nada menos que el paso libre de la vida

rondando como hace el viento, que agita la maleza, 

que hace temblar las hojas.

 

No fuimos nada que no hubiera deseado ser contigo 

ni un pasaje bíblico para soportar el dolor y la angustia,

fuimos un candelabro que danzaba, de vez en cuando, 

en alguna clase de sintonía.

 

No fuimos la lealtad que nos debíamos 

ni un canto a la luna mientras bailábamos desnudos,  

                                                       porque nunca bailamos juntos.

Fuimos una que otra risa, sexo en la mesa del pasillo y un florero hecho de papel 

al que el paso del tiempo no destruye como lo hace el agua.

 

No fuimos la promesa de sabernos uno solo

ni las manos entrelazadas en medio de la adversidad recurrente 

fuimos nosotros la adversidad, los flagelos en carne viva, la piel deshecha y

r o t a

porque vivíamos en nuestro propio mundo

con pequeñas bromas, con jugueteos pasivos,

con palabras huecas que alargaban el vacío

                       y que terminaron con todo, incluso con todo eso que nunca fuimos. 

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