
La mejor versión de mí
la vi este año que terminó,
porque me vi a través de tus ojos.
La mejor versión de mí
sucedió cada día,
desde que compartimos charla
hasta el anochecer con música.
La mejor versión de mí
la sentí en el silencio de la mañana,
la viví en los 12 meses del año,
la sentiste también en cada charla.
La mejor versión de mí,
la viste porque estabas conmigo
en todo momento.
La mejor versión de mí,
la viste nacer aquel día
e incluso la viste tan feliz,
mientras contemplabas el mar.
La mejor versión de mí,
la construiste durante 26 años.
Viste mi mejor versión en todo momento
porque la versión de una persona se crea siempre.
Todos los días, los seres humanos
no tenemos una sola versión.
Quizá nuestra versión sea la misma siempre
y solo vamos abonando
las experiencias de la vida.
Y, en efecto, abonaste a mi camino de vida
para que brillara más mi mejor versión.
Mi mejor versión eras tú en mi camino
y ahora que no estás, esa luz seguirá brillando.
La mejor versión de mí
la viste en mis tantas
preguntas filosóficas.
La viste en mis clases.
La viste en mi pensamiento.
La mejor versión de mí
la construiste junto conmigo,
cuando cocinábamos,
cuando recorrimos el mundo juntos,
cuando subíamos y bajábamos.
La mejor versión de mí
sí la viste y me quedo tranquila
porque era algo que tú sabías.
Vi tu mejor versión
y tú viste mi mejor versión.
Siempre voy a estar agradecida por eso.
Siempre voy a estar contenta de saberte
parte de mi mejor versión.
La mejor versión de mí, sin duda la viste.
Me reconforta en el alma saber
que de verdad me iluminaste, porque esa
luz nunca se apagará.
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