En el desenlace de las historias románticas, luego de una serie de infortunios, se cumple la promesa de que el amor verdadero te encontrará al final. Sin embargo, al transcurrir la historia de nuestra vida, la ilusión que conocimos en la infancia como finales felices, pierde credibilidad. Ni somos felices, ni somos eternos, ¿qué fin podemos esperar sino la muerte?
Con esto en mente, trato de encontrar consuelo en la frase: “el amor verdadero te encontrará al final”.
Acaso un par de solteros nonagenarios encuentren el amor al conocerse; o tal vez el amor siempre estuvo ahí, pero nos damos cuenta cuando es demasiado tarde.
O probablemente se trata de un reencuentro, de recuperar lo que habíamos dado por perdido. Quizá dos personas que en su momento fueron separadas, puedan creer que al final se reencontrarán y que con su último aliento podrán besar a su verdadero amor. O, seguramente, el amor verdadero amor es el que le profesa un padre a una hija desde el cielo. Y cuando llegue el momento, la hija será recibida en ese amor.
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