Apapacho para un corazón

pexels-cottonbro-studio-9418650-scaled-thegem-blog-default

¡Ay de mí, Dolores! ¡Lolita bonita! Tan enamorada escribías cartas a tu amado; un joven saxofonista de finas manos y buenos modales. Escribiste para él como Jaime Sabines alguna vez escribió para su adorada Chepita: «Te quiero. Escúchalo también cuando no lo pronuncie». Sin embargo, aquel joven no veía en ti, Dolores, un cariño romántico, pues él te amaba como amiga. Imagina el dolor de mi pobre Dolores, solo decías en voz baja y a punto de ser interrumpida por el llanto: «Te ruego que me abras las entrañas y saques todo el amor que siento por él. Seca mi tristeza al compás de su melodía pues, cuando termine, mi dolor también». ¡Ay de mi querida Dolores! Ojalá fuese así de fácil… los sentimientos no correspondidos son dolorosos, inevitables y muchas veces incomprendidos por algunos; pero, para tu suerte, todos alguna vez hemos de experimentar su amargura. No te preocupes corazón temporalmente roto. Has de saber que algún día a ti también ha de encontrarte el amor que hace brotar de tu alegría la vida misma.

 

19

Dejar un comentario

X