
Podrá decir tremendas cosas
pero cuando el rosa se acuesta
y sedoso se acurruca en aquel cerro:
¡sublime ternura!
Es como si se llevara de mi pecho
todo lo que antes
usté pudo haberme hecho.
Entonces ora
que la tengo aquí sobre mi lecho
regáleme un abrazo quieto.
Que sea suave quemadura
sobre este cuerpo suyo entero.
Así quiero guardarla
pa’ cuando se vaya…
y me deje aquí deshecho.
0