Las almas gemelas no deben encontrarse

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Somos almas gemelas, nos encontramos desde la dimensión 0, pero sabíamos que no podíamos caminar en la misma dirección sin que uno de los dos renunciara a sus sueños. Continuamos por caminos separados y encontré al amor de mi vida. Simplemente lo dejamos fluir, tanto que en diferentes dimensiones a veces fuimos amigos y a veces esposos. Todo en lo que tú y yo fallamos, con él funcionó a la perfección.

Cuando tú y yo nos volvimos a ver, prometimos intentarlo en otras vidas y con esa promesa quedamos atados:

En la Dimensión 2, en un bar en Dublín, fue un encuentro fugaz de una sola noche que la guerra separó.

En la Dimensión 3, un naufragio…

En la Dimensión 18, la reina solicitó mi ayuda en una misión para recuperar el cristal perdido. Lo encontré pero al regresar tan herida, solamente te quedó acompañarme mientras yo moría.

En la Dimensión 19, en el apocalipsis zombie, debía protegerte pues tu grupo de investigación para encontrar la cura era más importante que mi propia vida.

En la Dimensión 23, justo a un mes de casarnos, La sombra negra corrompió el valle y aunque la Diosa te revivió después de que los guardianes vencieran a La sombra, ya no eras el mismo. No te acordabas de mí y así entendí que nada de lo que hiciéramos podría funcionar y que pasarían cosas funestas si intentábamos forzarlo.  

Renuncié a la idea de tenerte, viví en más dimensiones del multiverso sin encontrarnos de nuevo durante cientos de años.

Hasta hoy… que te tengo frente a mí, en la Dimensión 27. El semidiós del Tiempo nos juntó y Muerte prometió no interferir durante muchos años porque le ayudé en la dimensión 26.  

Pero como era de esperarse, nos dejamos ir. No hay que hacer enojar a Destino.

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