Musicalidad

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¡No, no y no!

Las cosas no marchan bien,

desde hace meses, quizás años, me he perdido;

se ha desfigurado mi rostro en el espejo 

y mi voz se volvió irreconocible con el tiempo. 

¡Sí!, yo tenía sueños, 

sueños que no entonaban;

que desafinaban, según dicen, 

con la musicalidad de la gente que me rodeaba. 

¡Yo los amaba!

¡Te juro que los amaba! 

Pero, su musicalidad ejerció presión sobre mi débil alma. 

Intenté ser fiel a mi tonada,

 mantenerme firme y

mostrarles que lo diferente no es una amenaza. 

¡Te juro que intenté defenderlos!

Pero después de un largo sueño 

mi rostro, esencia y voz 

era idéntica a la de ellos. 

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