
Llévame de la mano, Morfeo;
que de sueño en sueño brincas,
que como esclavo a amo yo suplico
estar en tu reino, Morfeo.
Déjame, déjame caer;
en lo que creo me es de placebo:
en la absortés de la ilusión,
quiero caer, si no muero.
Objeto es de ilusión;
el niño que nace
ante del tuyo, muerte, tu fuego,
el viejo no pudo conmigo,
pero con él casi, y no puedo.
Muerto, yaces tú;
no te obsequió Longinos,
el placer de su sacra lanza.
Fácil fue la cuestión:
eras tú o yo en la matanza.
Niño, niño, ¿qué sé de ti?
Solo no tientes la espada
ya, de él no quedo nada
quiero esperanza de ti.
Serás bueno, hijo del tiempo;
hijo del cuervo;
hijo del siervo;
hijo del muerto;
no he terminado.
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