La última cerveza

pexels-chanita-sykes-1095124-scaled-thegem-blog-default

Otro 24 de febrero en el que mi corazón vuelve a latir, esta fecha me hace mucho daño. Ninguno de los dos quiere soltar totalmente, tú por egoísmo y yo por masoquista. Dime que ya no, dime que deje de inventar excusas e historias en mi cabeza sobre el destino y nuestros reencuentros, dime que no soy especial para ti, por favor. Regreso la mirada, me miras a fondo, me estudias, no soporto esa mirada tan intensa como la de un cazador que mira a su presa. Tú siempre tan taciturno y yo todo lo contrario. Esto ya no es amor, me repito, nunca lo fue, no te amo y no te amé. Estoy tratando de convencerme, pero ¿qué otra cosa podría hacer? ¿Qué otra cosa podría explicar mejor el hecho de que no te puedo soltar? ¿Limerencia? ¿Qué debo decir? ¿Camino y paso de largo? Tal vez no me detengas, aunque quiera que lo hagas. Siempre manejas todo a tu conveniencia y eso está bien. Llegarás muy lejos, pero no conmigo, que sé que aún vales la pena y ella no lo sabe. 

«¿Cuántos años ya?», me atreví a preguntar, tú seguías viendo detrás de mí. «Varios», dijiste solo una palabra y tu voz encendió eso que creí haber apagado hace años. Sacaste un cigarrillo de tu chaqueta café. Al parecer tienes un nuevo vicio, me molestó no saber eso de ti. «Es bueno saber que estás bien», dije. Te quedaste estoico un momento y tiraste la colilla del cigarrillo. «¿Te vas?», me preguntas y me detienes del brazo. ¿Acaso no sabes que cualquier cosa que haces la uso para mi propia autodestrucción? Si supieras lo indefensa y desnuda que me siento cuando estoy contigo, pareciera que sabes dónde tocar, y lo sabes, porque me conoces bien, sabes que estoy al borde del precipicio, la música ya no aturdía mis oídos, ahora era mi corazón latiendo fuerte. «Pensé que podríamos hablar ya que somos amigos». Otra vez esa maldita palabra, no sabes cuánto la odio cuando sale de ti, no la soporto y no porque quiera algo más que eso contigo. Dios sabe que no soy tan exigente pero podría jurar que cuando tu mejor amigo te rompe el corazón, este no se recupera nunca. Hay una sensación tan fuerte de abandono y ese vacío que queda después, ese vacío que nadie llena, puede que lo haya superado, pero no lo he olvidado, no he olvidado cómo duele el pecho, me punza cada 24 de febrero.

«Solo una cerveza», te dije y sonreíste. «La última cerveza», respondiste. 

71

Dejar un comentario

X