
Entre el puente que une tu altivez,
con el alma mía, se encuentran,
todas aquellas cosas que nunca hacemos.
Al inicio del camino están esos besos,
todos los que egoístamente guardas
y no repartes conmigo.
Dos pasos más adelante están el roce de tus pies
con los míos, esos que ingenuamente confundo en
mis solitarios amaneceres, con el calor entrante de la ventana.
Si continuamos, hallamos las carcajadas
que no compartimos y que yacen en mi mente
como un sueño placentero.
Si a la mitad nos detenemos a descansar,
vemos el reflejo de tu mirar con el mío,
ese con el que nunca coincidimos.
Y al finalizar, están el resto de las cosas
que solo con palabras son imposibles de decirse.
Pero siendo sinceros, la única manera de que esto sucediese,
sería si se nos permitiese vivir
todas las cosas que nunca hacemos.
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