Los lenguajes del amor

pexels-karolina-grabowska-6275000-scaled-thegem-blog-default

Al terminar su libro favorito, ese pequeño torbellino expresa que tiene una sorpresa para mí, me pide cerrar los ojos y me reprende cuando se percata que los abro un poco. Segundos después, que me parecen eternos porque nunca he sido buena para esperar, menos cuando se trata de una sorpresa, me indica abrirlos. El papel se posa frente a mí, el delineador de ojos fosforescente salta por todas partes, a pesar de haberle dicho que no lo usara para pintar; sin embargo, como la carta fue improvisada, omito mi comentario.

Al centro de la hoja nos ha dibujado a ambas y ha escrito un “Te amo”. Me pide que no me vaya y a mí se me estruje el corazón, porque uno no puede predecir el futuro. No obstante, me comprometo a compartirle todo mi amor y apoyar sus sueños siempre. Respiro profundo, ahora sé que hay patrones que uno en verdad va rompiendo.

Cuando bajamos a la cocina, mientras preparo un poco de té, escucho que en el comedor alguien habla por teléfono. Solo al escuchar a mi hermano pronunciar la palabra “papá”, presto atención. ¡Un año ha sido suficiente para olvidar cómo es su tono de voz! Mi sobrina toma el teléfono y pone el altavoz, luego le pregunta qué ha hecho últimamente. Me desconcierta cuando él hace la invitación para irlo a visitar alguna tarde. Aclara que todos seremos bienvenidos, pero en el momento en que lo escucho, yo ya me he desinvitado. Aquella noche cuando establecí mis límites no pretendía ofenderlo, mi niña interna pedía comprensión, tiempo para asimilar todo lo ocurrido, por desgracia, él lo tomó personal y ni siquiera intentó escribir luego de ello.

Me llevó tiempo comprender que el amor busca la forma de encontrarnos cuando en verdad se siente. Llega a través de los abrazos, como cuando me despido de mis alumnos y se prenden a mi cuello; llega a través de las propuestas, como cuando mi sobrino no desea ser besado, pero me pide jugar con él a las grúas; también llega con los pasteles, como cuando mi amiga cocina y luego lo comparte conmigo. Por último, llega en las sonrisas, la confianza y en los abrazos que me obsequio día a día, porque estoy aprendiendo a amarme.

Entonces, esa frase de “El amor te encontrará al final”, me parece tan falsa. Ahora intento construirlo con quienes me rodean sin generar expectativas, porque a través de ellas ya me he roto el corazón muchas veces. Por otro lado, al evitarlo también descubro que voy cambiando mi historia.

6

Dejar un comentario

X